Hipertensión o presión arterial alta, causas y como combatirla

hipertensión

La hipertensión, o presión arterial elevada crónica, afecta a casi la mitad de la población adulta occidental.

Como muchos de ellos sólo sufren de presión arterial poco elevada, no suelen ver la importancia de atajar ese problema.

Hipertensión

Y la tensión alta es un factor fundamental en las tres cuartas partes de los infartos y ataques cardíacos.

Controlar la presión arterial es uno de los principios más ampliamente aceptados en la medicina. Se siguen buscando nuevas formas de control, y cada vez se están consiguiendo mejores resultados.

Los estudios sugieren ahora que muchos hipertensos pueden volver a poseer una tensión normal sin el uso de costosos y, a veces, peligrosos medicamentos.

Causas de la presión arterial elevada

¿Cuáles son los mecanismos que hacen que se eleve la presión arterial?’

  1. Retención de fluidos. Los riñones pueden incrementar así ni volumen de sangre en el sistema vascular.
  2. Constricción arterial. Puede aumentar la resistencia del flujo sanguíneo.
  3. El corazón. Puede bombear con más fuerza de lo usual.

Aparte de razones específicas para que se produzca uno de esos cambios, como enfermedades renales, anormalidades hormonales o formación de placa arterial, las causas de la hipertensión no son del todo conocidas.

La hipertensión ejerce una fuerza sutil y prolongada que ensancha las paredes de las pequeñas arterias, debilitándolas y haciéndolas proclives a la ruptura.

Donde se ha producido el daño puede desarrollarse tejido graso. También se inhibe el flujo sanguíneo. Cuando un órgano no puede recibir sangre, tampoco recibe oxígeno o nutrientes.

Hipertensión

Las consecuencias de tales patologías son:

  • Infarto.
  • Ataques cardiacos.
  • Daños renales.
  • Pérdida de visión debida a la ruptura de venas en los ojos.

Cuanto más tiempo padezcamos de presión arterial elevada, mayor será el riesgo. Nuestra vulnerabilidad depende en parte de nuestro sexo y edad, las mujeres suelen tener menos complicaciones.

Hipertensión esencial

La hipertensión de origen desconocido se llama «hipertensión esencial». Se define como crónica toda aquella que sea igual o supere a esta cifra: 140/90.

La separación entre lo normal y lo anormal sigue siendo algo arbitraria. La mayor parte de los casos son leves y muchas personas escuchan las noticias sobre su condición con indiferencia.

Así, el problema se va haciendo cada vez más grande y rara vez manifiesta síntomas hasta que aparecen complicaciones.

La presión arterial sana es, aproximadamente 120/80. La cifra primera es la presión asistólica, o presión producida en las arterias después de un latido cardíaco.

La cifra segunda corresponde a la diabólica, o intervalo arterial entre dos latidos. La presión diabólica (presión arterial en reposo sanguíneo) preocupa a los médicos cuando está por encima de 85.

Después de los 45 años, 140/95 está considerada normal para los hombres. Hay un acuerdo general en que las presiones diabólicas por encima de 95 para cualquier edad o las de 90 en un hombre con menos de 45 años deben ser reducidas a una cifra inferior.

Como prevenir la Hipertensión

como prevenir la hipertensión, la presión sanguínea se puede regular

La hipertensión es una enfermedad de la civilización. La posibilidad de contraerla es remota si vivimos en una cabaña de la selva o las montañas, pero muy próxima si lo hacemos en una gran ciudad.

Estudios globales presentados en la última Reunión Científica de la Sociedad Internacional de Hipertensión, sugiere que la presión arterial elevada puede prevenirse muchas veces haciendo lo siguiente:

  • Limitar el consumo de sodio.
  • Incrementar el consumo de potasio.
  • Reducir el exceso de grasa corporal.
  • Limitar el consumo de alcohol.
  • Seguir un programa de ejercicio.

Los estudios efectuados sobre ciertas poblaciones que viven en relativo aislamiento en Brasil, Kenya y Nueva Guinea mostraron una ausencia casi absoluta de presión arterial elevada, relacionada con una excreción urinaria de sodio mínima.

La presión arterial promedio de la tribu de los Yanomano, en Brasil, donde el consumo diario de sal sólo es de 12 miligramos, era de 95/61.

Por otra parte, el consumo diario de sal entre los residentes de Tianjin, China, era de 14 gramos diarios, y el de los americanos de 8.

Sin embargo, enlazar la presión arterial con el consumo de sodio presenta ciertos puntos oscuros porque estudios recientes demuestran que muchas personas son sensibles al sodio mientras que otras no lo son.

La sal es sospechosa

La sal es sospechosa en lo que se refiere a nuestra presión sanguínea

La ingestión de sal lleva mucho tiempo bajo sospecha. El volumen sanguíneo so incrementa cuando los riñones retienen sal, elevando así la presión arterial.

Nuevos datos están, sin embargo, sugiriendo que el consumo de sal no es, necesariamente, la causa de la presión arterial elevada.

No obstante, restringir el consumo de sal en casos de hipertensión es muy útil. Una conclusión derivada de las investigaciones asegura que la presión arterial promedio de una población puede reducirse en 2,2 puntos de cifra asistólica y 0,1 diastólica, si se reduce el consumo de sal desde 8 a 2 gramos diarios.


Aunque esa reducción pudiera ser beneficiosa, parece ser que la sal, por sí misma, no es una causa de hipertensión en la mayor parte de las personas.

Hay una evidencia abrumadora, no obstante, de que si tenemos la presión arterial elevada, reducir el consumo de sal disminuirá la cifra de presión.

Otros minerales, notablemente el potasio y el calcio, han tenido efectos en la disminución de la presión arterial. La evidencia favorece al potasio.

En estos momentos no hay evidencias de que podamos protegernos contra la presión arterial restringiendo el consumo de sal si tenemos una tensión normal.

Los investigadores sobre la hipertensión han descubierto distintos factores de estilo de vida asociados con esa enfermedad.

El papel de la ansiedad y el estrés en producir hipertensión no sigue estando claro. Las tensiones conectadas con el proceso de la existencia son comunes a todas las culturas.

Pero la diferencia en que se sienta el «stress» puede llegar a determinar los efectos negativos.


El tabaco y la presión arterial elevada

Los resultados de los estudios demuestran que la hipertensión entre los fumadores se desarrolla diez veces más rápida que entre los no fumadores, porque la nicotina constriñe las venas y eleva la presión arterial.

El tabaco también crea lesiones en el interior de las arterias, que acumulan placa y causan bloqueos. La obesidad sobrecarga el corazón.

Las dietas bajas en grasa y los cuerpos esbeltos están siempre asociados con una presión arterial baja. La tensión sube cuando aumenta la grasa.

Si estamos pasados de peso, adquirir nuestro peso ideal supone siempre un declive en nuestra presión arterial.

Puedes encontrar más información relevante sobre tu cuerpo y músculos en nuestra sección de Músculo y Salud.

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